martes, 8 de junio de 2010

Objetivos de desarrollo del Milenio Informe 2009 (presentaciòn)



La Declaración del Milenio fijó el 2015 como fecha límite para alcanzar la mayoría de los objetivos de desarrollo del Milenio (ODM), que establecieron los parámetros cuantitativos para reducir todas las formas de extrema pobreza a la mitad. A medida que se acerca esa fecha, en menos de seis años, el mundo se encuentra sumido en una crisis económica sin precedentes por su gravedad y sus dimensiones
mundiales.

Los avances hacia el logro de los ODM se ven ahora amenazados por un crecimiento económico lento, o incluso negativo, una disminución de recursos, menos oportunidades comerciales para los países en desarrollo y posibles reducciones de los fondos provenientes de países donantes.

Además, los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes y pueden tener un impacto devastador tanto en países ricos como pobres. Hoy más que nunca, el compromiso adoptado en la Declaración del Milenio de establecer una alianza mundial debe guiar nuestras acciones colectivas.

Las graves repercusiones de la crisis
económica


El presente informe ofrece una evaluación anual del progreso hacia el logro de los ODM. Aunque todavía no se dispone de datos que revelen todo el impacto de la crisis económica actual, ya se pueden discernir las áreas en las que el progreso hacia la consecución de los ocho objetivos se ha acelerado o invertido.
Es probable que los importantes avances en la lucha contra la extrema pobreza logrados entre1990 y el 2005, por ejemplo, se hayan estancado. Durante ese periodo, el número de personas que vivían con menos de 1,25 dólares al día disminuyó de 1.800 millones a 1.400 millones. En el 2009, se estima que entre 55 a 90 millones de personas más que lo previsto antes de la crisis estarán viviendo en condiciones de pobreza extrema.

De igual modo, en el 2008 se invirtió la alentadora tendencia en la erradicación del hambre que existía desde principios de los 90, debido en gran medida al aumento en los precios de los alimentos. Además, la prevalencia de hambre en las regiones en desarrollo está aumentando, y ha pasado de un 16% en el 2006 a un 17% en el 2008. Asimismo, la disminución de los precios internacionales de los alimentos en la segunda mitad del 2008 no ha logrado que los alimentos sean más asequibles para la mayoría de la población del mundo.

No es de extrañar que el peso de esta carga también recaiga en los niños. Así, en las regiones en desarrollo, más de la cuarta parte de los niños tienen insuficiencia ponderal para su edad, lo que limita sus perspectivas de supervivencia, crecimiento y desarrollo a largo plazo. El escaso progreso logrado entre 1990 y el 2007 en cuanto a nutrición infantil es insuficiente para poder alcanzar la meta en el 2015, y probablemente se vea deteriorado por el aumento de los precios de los alimentos y la crisis económica.

La actual crisis también puede retrasar el progreso hacia la igualdad entre los sexos, creando nuevos obstáculos para el empleo de la mujer. La Organización Internacional del Trabajo estima que el desempleo mundial en el 2009 podría alcanzar entre 6,1 y 7,0% para los hombres y entre 6,5 y 7,4% para las mujeres, muchas de las cuales siguen confinadas en empleos inseguros y a menudo no remunerados.

Otra secuela de la situación financiera mundial podría ser que se vean comprometidos los fondos para programas de mejora de la salud materna, objetivo hacia el cuál se han registrado los menores avances hasta la fecha. Desde mediados de los 90, la mayoría de los países en desarrollo ha sufrido una reducción significativa en los fondos de donantes recibidos (por mujer) para la planificación familiar, a pesar de la innegable contribución de estos programas a la salud materna e infantil.

También está en peligro la capacidad de los países para movilizar recursos internos para el desarrollo. Los ingresos por exportaciones en los países en desarrollo disminuyeron en el último trimestre del 2008,con la caída de los precios de las materias primas y de las exportaciones en general. La razón entre el servicio de la deuda y las exportaciones de los países en desarrollo probablemente siga empeorando, sobre todo en aquellos países que se beneficiaron en los últimos años de un aumento
en sus ingresos por concepto de exportaciones.
No cabe duda de que las necesidades económicas continuarán ejerciendo presión en el ya deteriorado medioambiente, donde la deforestación y la extinción de las especies ocurren a ritmos alarmantes y se vislumbra una crisis de recursos hídricos mundial.

En la Cumbre del Grupo de los Ocho, celebrada en Gleneagles en el 2005, y en la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas celebrada también ese año, los donantes se comprometieron a aumentar su ayuda. En vista de que la mayoría de las economías de la OCDE están en recesión, incluso el cumplimiento de los compromisos (que se expresaron como porcentaje del ingreso nacional de los donantes), supondría una disminución de la cantidad de ayuda. Para muchos países en desarrollo, la reducción del nivel de ayuda no solo impediría seguir progresando, sino que podría revertir algunos de los logros ya alcanzados.

Los éxitos logrados hasta el presente

Pero no todo son malas noticias. En el informe también se describen los avances significativos que muchos países y regiones habían logrado antes de que la situación económica cambiara de forma tan radical en el 2008:

Los que vivían en la pobreza extrema en las regiones en desarrollo
representaban poco más de la cuarta parte de la población mundial
en desarrollo en el 2005, frente a casi la mitad en 1990.

- También se consiguieron grandes logros en cuanto a la educación.
En el conjunto de países en desarrollo, la matrícula en la enseñanza
primaria alcanzó el 88% en el 2007, un aumento respecto al 83%
registrado en el 2000. Además, gran parte de ese progreso se logró
en las regiones que estaban más rezagadas. En el África
subsahariana y Asia meridional, la matrícula aumentó en 15 puntos
porcentuales y 11 puntos porcentuales respectivamente entre el
2000 y el 2007.

-Las muertes de niños menores de cinco años disminuyeron a un
ritmo constante en todo el mundo pese al crecimiento de la
población: desde 12,6 millones en 1990 hasta unos 9 millones en el
2007. Aunque las tasas de mortalidad infantil en el África
subsahariana siguen siendo las más altas del mundo, datos
recientes de encuestas indican mejoras sustanciales en ciertas
intervenciones claves, que podrían redundar en grandes avances
para los niños de esta región en los próximos años. Entre estas
intervenciones figuran la distribución de mosquiteras tratadas con
insecticida para reducir el número de víctimas del paludismo, una
de las principales causas de mortalidad infantil y de niños.

Asimismo, como resultado de las inmunizaciones de ‘segunda
ronda’, se están logrando avances impresionantes en la lucha
contra el sarampión.

- A nivel global, el mundo logró una reducción del 97% en el
consumo de sustancias que deterioran la capa de ozono que protege
a la Tierra, lo que sentó un nuevo precedente para la cooperación
internacional.
Dónde se requiere acelerar el progreso
Estos logros demuestran que los objetivos son alcanzables a nivel
mundial, incluso en países muy pobres. Los ODM deben continuar
guiando nuestros esfuerzos y, ni siquiera en estos tiempos difíciles se
debe dejar de lado la visión de un mundo sin pobreza:

- Se deben revitalizar los esfuerzos para proporcionar empleo
productivo y decente para todos, incluidos las mujeres y los
jóvenes. El porcentaje de mujeres en empleos remunerados fuera
del sector agrícola ha aumentado solo marginalmente con los años.
Y en Asia meridional, África septentrional y Asia occidental, las
oportunidades de empleo para la mujer siguen siendo
extremadamente escasas.

-Hay que poner renovado empeño en la lucha contra el hambre,
sobre todo para el beneficio de los más jóvenes. En los países más
afectados por el reciente aumento en los precios de los alimentos,
es necesario implantar medidas que incrementen la disponibilidad
de alimentos y fortalecer las políticas sociales que buscan solución
al impacto negativo sobre los pobres.

-Se deben intensificar los esfuerzos para que todos los niños vayan a
la escuela, sobre todo aquellos que viven en comunidades rurales; y
eliminar las desigualdades educativas basadas en el género y el
origen étnico, y entre las minorías lingüísticas y religiosas.
Además, no se ha podido cumplir con la meta fijada de eliminar las
desigualdades entre los sexos en la enseñanza primaria y
secundaria para el 2005.

-Se debe lograr ejercer una mayor voluntad política para reducir la
mortalidad materna, sobre todo en el África subsahariana y el Asia
meridional, donde hasta la fecha solo se han alcanzado progresos
insignificantes.

-Se requiere un avance más acelerado para dotar de acceso a
servicios de saneamiento mejorados a los 1.400 millones de
personas que carecían de ellos en el 2006, y obtener beneficios
consecuentes en la salud de las comunidades y el medio ambiente
local. Al ritmo en que se está avanzando actualmente, la meta de
saneamiento para el 2015 no se podrá cumplir.

- Se deben acelerar y ampliar los esfuerzos para mejorar las
condiciones de vida de los que están en pobreza en las áreas
urbanas. Aunque todas las regiones, menos una, han logrado
progresos en esa esfera, el mejoramiento de las condiciones de
vida en los tugurios no sigue el rápido ritmo crecimiento de las
ciudades en los países en desarrollo.

-Por último, pero de ninguna manera menos importante, se debe
dar una mayor prioridad a la preservación de nuestra base de
recursos naturales, de la cual todos dependemos. No hemos
actuado lo suficientemente fuerte ni de manera unificada para
enfrentar el cambio climático, nuestra pesca está en peligro,
nuestros bosques (sobre todo los de edad madura) están
disminuyendo, y la escasez de agua es ya una realidad en varias
regiones áridas.

Aprender de la experiencia pasada y
mirar al futuro


Los avances son más evidentes cuando las intervenciones focalizadas
surten un efecto inmediato, y cuando un mayor financiamiento resulta
en la ampliación de programas que brindan servicios y capacitación
directamente a las personas necesitadas. Esto se puede observar en la
lucha contra el paludismo, en la extraordinaria reducción de las
muertes a causa del sarampión y en la cobertura del tratamiento
antirretroviral contra el VIH y el SIDA, que se decuplicó en un período
de cinco años. En cambio, el progreso ha sido más modesto cuando se
requieren cambios estructurales y compromisos políticos sólidos para
garantizar financiamiento suficiente y sostenido durante un período
más prolongado de tiempo. Probablemente esto explica los escasos
resultados obtenidos en muchos países en la reducción de la mortalidad
materna y en el aumento del acceso a servicios de saneamiento
mejorados para la población que vive en condiciones de pobreza en las
zonas rurales.

El logro de los ODM requerirá que la agenda de desarrollo esté
integrada plenamente en los esfuerzos para impulsar el crecimiento y
reconstruir la economía global. Entre las prioridades de dicha agenda
está el problema del cambio climático, que se debe considerar como
una oportunidad para desarrollar tecnologías ‘ecológicas’ más
eficientes e introducir los cambios estructurales necesarios que
contribuirán al crecimiento sostenible. El alcance de los ODM
obligará también a hacer un mayor hincapié en áreas y grupos de
población que han quedado claramente rezagados como las
comunidades rurales, los hogares más pobres y las minorías étnicas,
quienes participarán en la construcción de un futuro común.

SHA ZUKANG
Secretario General Adjunto para Asuntos Económicos y Sociales


Extracto tomado de Objetivos del Desarrollo del Milenio. Informe 2009http://www.un.org/spanish/millenniumgoals/pdf/MDG_Report_2009_SP_r3.pdf

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